La educación plástica es una herramienta, una forma, una manera de educar y enriquecer a los alumnos en cuestión de valores y hábitos. Por lo tanto, no solamente significa estar en el aula para pasar el rato coloreando o enganchando bolitas como mucha gente piensa sino que es un proceso de trabajo, de creación y de construcción.
Asimismo, las actividades artísticas incrementan la percepción del entorno y generan en el alumno flexibilidad de pensamiento para poder interpretar lo que le rodea, pues a través de las diferentes manifestaciones artísticas es capaz de desarrollar: la imaginación, sensibilidad, expresión, creatividad, percepción, el sentido del ritmo y el espacio, la memoria táctil, visual y auditiva. Estas herramientas generan en el alumno seguridad y autonomía, elementos útiles para cualquier aspecto de su vida. Además, por medio de las artes el individuo genera emociones, siente, identifica y expresa sus ideas a través de su propia manifestación creadora.
Por lo tanto, deberíamos cambiar la concepción que se tiene sobre la educación artística. Es importante romper con la idea de que las asignaturas artísticas son de relleno y que no tienen ningún fin formativo.