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DE LÍMITES Y ROLES ESTÁ HECHA LA CRIANZA



Qué animales somos como padres, por Flavia Tomaello / Editorial Grijalbo    
No sólo de madres tigres -concepto en boga, referido a una crianza basada en la disciplina y el rigor- está hecha la fauna familiar. A eso alude el título de este libro que invita a reflexionar sobre progenitores de diferentes arquetipos: mono, oso, ardilla, lagarto, camaleón... Pero fundamentalmente, y más allá de la metáfora zoológica, esta guía se propone orientar a los padres para recuperar el instinto de crianza siendo un poco leones, con algo de pájaros y conejos. Muy divertidos, los tests que se ofrecen en el anexo. 322 paginas
Extracto del capítulo
CRIAR EN FELICIDAD

Qué lindos son los niños educados! ¿Educados en qué sentido? ¿Porque comen con cuchillo y tenedor? ¿Porque respetan a sus compañeros en el jardín? ¿Porque obedecen a mamá y papá? ¿Porque pueden resolver problemas? ¿Porque son independientes de acuerdo a su edad? ¿Porque capitalizan lo que les pasa y aprenden con ello? ¿Porque se sacan "excelente" en el colegio? ¿Porque son buenos en deportes, en matemáticas y porque estudian teatro? ¿Porque la pasan bien con sus amigos? ¿Porque ríen?
Criar no es simplemente establecer las normas que deseamos que se sigan. Criar implica tener una táctica y una estrategia. Crear un programa de principios esenciales que deseamos transmitir y luego los pequeños planes que permiten seguir siendo coherentes con el objetivo final. Los papás somos técnicos de un equipo de fútbol que tiene una meta, pero que va escribiendo la historia para llegar a ella con cada partido, eligiendo en él el camino que más y mejor lo acerque al horizonte al que aspira.
A la par de elegir los valores y las acciones que acompañarán a dichos principios, los padres deberíamos detectar para qué criamos. ¿Queremos hijos cómo...? La respuesta automática es "felices". Pero esa palabra es vacía de sentido porque la concordancia entre felicidad paterna y filial no es la misma, ni simultáneamente ni a futuro.
Hoy, como vimos, los chicos quieren algo y necesitan otra cosa, pero la felicidad se suele expresar cuando conseguimos lo que queremos. De modo que los padres seremos felices dándoles lo que necesitan y ellos se sentirán torturados por no conseguir lo que desean.
Esta distorsión suele ir en aumento hasta la adultez de los vástagos, momento donde tiende a nivelarse.
Si pensamos en una definición de "felicidad" filial evaluando a futuro, asumiendo que deseamos criar hijos adultos felices, será bastante complicado definir aquello que ellos estimarán como felicidad cuando sean grandes.
¿Queremos hijos exitosos? En realidad nos aproximamos más a lo que los padres sueñan de sus hijos producto de la sociedad de consumo. Este principio se ha transformado en una medida más concreta de cuantificar el éxito educativo. Para ello los padres dotan de numerosas actividades extracurriculares, formación en idiomas, seleccionan los ámbitos educativos formales pensando en la capacidad de relacionarse socialmente que le darán a sus hijos... Abonan un terreno esperando que el joven se convierta en un adulto de carrera capaz de hacer fortuna. Una renovación del viejo sueño de los inmigrantes de principios del siglo XIX de "m'ijo el dotor". Volvamos a la pregunta: ¿queremos hijos cómo...? La respuesta debería ser algo más profunda, extensa y elaborada.
Seguramente felicidad y éxito no son dos caras de una moneda y no es cuestión de elegir un bando. ¿Ser exitosos les dará felicidad? ¿Ser felices los hará exitosos? Una de las miradas es extremadamente espiritual y la otra muy materialista. Pasado el tiempo, si sólo se trabaja en una de las ellas, habrá un vacío que impida el equilibrio personal. Tanto el éxito como la felicidad se construyen, son una tarea que se emprende conscientemente. No llegan de la nada, y los padres deberían contribuir a generar esa conciencia.
La adultez se forja de ambas instancias y el padre deberá establecer el conjunto de ingredientes de cada una que deseará poner en su receta de crianza. ¿Libro de cocina para esto? Muy pocos, porque todos son personales. El aconsejable revive un principio ancestral: enseñar a pescar, en todos los sentidos de la vida. Un padre que aporta crianza sana crea un terreno donde se abona todo el tiempo la idea de que germinen las herramientas para enfrentar lo que toque.
El papá no estará ahí ni en el jardín, ni para jugar con los amigos, ni al enfrentar un examen, ni al inscribirse en la facultad, ni en la primera entrevista de trabajo. Lo que habrá hecho será construir una formación que ayude a capitalizar los traspiés, a encontrar soluciones a los dilemas, a contar con la capacidad de disfrute de los logros y a despertar el juego seductor de crear un pequeño desafío más allá (...)
¿Educamos o criamos?
Concebimos los términos de manera opuesta en el saber popular. La primera acepción de educación se vincula con el aprendizaje sistemático de los conocimientos culturales y saberes (las ciencias, los deportes, las lenguas, etc.). La segunda acepción socializadora está más cercana al concepto de crianza: la convivencia, el respeto de ciertas formas de relación, los modales, el disfrute, los placeres, los hobbies, etcétera. La primera, por lo común, la imparte la escuela. La segunda, necesariamente va acompañada por la coherencia con que las familias eligen los espacios que cobijarán a sus hijos, pero se transmite y organiza primordialmente desde la familia.
Los padres de hoy son resultado de una década de adultos que han puesto demasiado acento en la escuela, intentando suplir ausencias o flaquezas propias con el aporte que los docentes pueden hacer al respecto (...).
Valga, entonces, empezar a definir un punto sin discusión: los que crían son los padres. El marco sobre el que se basará cualquier otro anexo en el crecimiento de los chicos (escuela, club, niñeras, abuelos, etc.) siempre estará depositado en aquello que los papás funden. Nadie reemplaza la tarea que les toca.
No lo hizo, no lo hace y no lo hará. Ahí encontramos el primer problema simple de hoy: niños que esperan a alguien que los frene, adolescentes que desafían los límites autotesteándose, jóvenes apáticos que navegan en la insatisfacción.
¡Papás, a ser padres! Criar es un trabajo y valdrían para él las aplicaciones corporativas para desarrollarlo con éxito. Una tarea en una empresa: parte de decidir la misión (¿qué educación queremos darles?), sigue con un plan (¿cómo logramos la misión?), evalúa recursos y selecciona para acoplar los que no posee (¿en qué nos sentimos débiles como papás? ¿Cómo nos fortalecemos? Elegimos las entidades que nos van a acompañar en el desempeño). Continúa con el presupuesto (la faz operativa del día a día: las normas que seguiremos para poder cumplir el plan). Establece controles periódicos para evaluar desvíos (¿qué no salió como quisimos? ¿Por qué? ¿Cómo corregimos?). Propone una investigación para estar atento a los devenires del mercado (hablamos con otros papás, estamos alertas a los cambios, nos informamos, conversamos con nuestros hijos). Acepta los ajustes para volver siempre la mirada hacia la misión definida por la empresa (jugamos con flexibilidad para tener la capacidad de adaptación que la crianza requiere). Con toda esta mirada empresarial nos convertimos en gerenciadores de la crianza. Pasamos a tener la decisión total de las herramientas con que dotamos a nuestros hijos para convertirse en la misión que tenemos (...).

La autora 

Consultora y licenciada en Comunicación Social (UBA), trabajó en diferentes medios de la Argentina y América latina. Entre otros títulos publicó ¿Matrimonio? No, gracias..

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QUE CANTEN LOS NIÑOS

Seguimos despues de muchos años sin escucharlos y son tantos los que estan cantando con su lloro y penas que no escuchamos sus voces....pensemos en ellos cada dia un poco,hagamos pequeños gestos con los que tenemos al lado...todos necesitan un poco de Amor....no los dejemos de querer nunca,son inocentes expuestos ha este Mundo voraz y materialista.