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TODO LO QUE LOS CHICOS QUIEREN SABER SOBRE SEXO Y USTED NO SE ANIMA A CONTESTAR

Cuando la vergüenza del cuerpo es un tema en la familia, cuando no se sabe cómo responder a preguntas sobre sexualidad y reproducción, ni qué cara poner ante comentarios, anécdotas o preguntas de los chicos, se necesitan (¡urgente!) algunas respuestas. El sexólogo Juan Carlos Kusnetzoff da algunas pistas para tener en cuenta al momento de conversar sobre sexo con los más chicos. 
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Por Gabriela Baby

Dice que los sexólogos y los psicólogos abrevan en los mismos textos, pero su discurso tiene un tono sencillo, que incluye cierta mirada social y años de experiencia en consultorio. Con más de veinte títulos publicados sobre temas de sexualidad y un gran sentido del humor, Juan Carlos Kusnetzoff insiste en aclarar que los chicos no son su especialidad, sin embargo despeja grandes y pequeñas incógnitas. Y da pistas valiosas para padres que se quedan sin palabras.

PUDOR EN FAMILIA

En determinado momento, padres y madres se dan cuenta de que no es tiempo de mostrar sus cuerpos a los hijos. ¿Hay una edad en la que aparece el pudor?

El pudor es un sentimiento de orden social, absolutamente ideológico. Tanto es así que en muchas tribus primitivas los cuerpos se muestran: están desnudos, con los genitales al descubierto, el pudor no existe. En realidad, no hay una edad determinada para que aparezca el pudor o la vergüenza, tanto en los chicos como en los padres respecto de sus hijos. Habrá sí, ciertas señales: comentarios, pequeños gestos, preguntas sobre los cuerpos desnudos que indicarán que el chico está atento, que es un tema importante para él.

¿Qué pasa si entre la madre y el padre hay diferentes niveles de pudor para andar por la casa desnudos o semidesnudos, por ejemplo, o para hablar de determinados temas?

Los padres tienen que ponerse de acuerdo: esto es básico en temas de sexualidad y en todos los temas de crianza. Si no lo hacen, no funcionan como pareja de padres. Decía un muy importante general de la Nación: unidad ideológica implica unidad de acción (risas y guiño de ojo). Si hay desarmonía entre los familiares, no va a haber unidad de acción y luego, seguramente, vamos a tener un niño neurótico, psicótico, alienado.

Me gustaría que comente qué pasa en los chicos en edad escolar, de la escuela primaria, respecto de la sexualidad.

En esa etapa el chico vive lo que Sigmund Freud denominó el período de latencia, en que aparentemente (y a mí me gusta subrayar este aparentemente), los instintos, las tendencias de origen sexual y erótico están a la espera, dormidas.

Antes de la latencia, entre los cuatro y seis años de edad, el chico descubre la diferencia anatómica sexual: que algunos tienen algo que sobresale, que se llama pene, y otros no. En esta edad tiene lugar el desarrollo sexual del chico, que tiene que ver con la curiosidad y la indagación de muchas cosas que son rayanas en la filosofía. Por eso se dice que el chico es un pequeño filósofo: porque vienen las grandes preguntas.

Grandes preguntas que muchos padres y madres temen. Porque explicar la concepción humana sigue siendo un problema para muchas parejas de padres.

Se trata, sin duda, de una gran pregunta. Pero, a esta altura del partido, decir que la cigüeña viene de París o que los niños salen de un repollo no me parece nada atinado. “El chico viene de la panza de la mamá”, ésta es la única respuesta posible a la pregunta sobre el origen. Y quien responde, no le da una clase de educación sexual inmediatamente sino que, al contrario, espera. La curiosidad del chico hace que esa respuesta entre a girar en su cabeza y a los diez minutos, a las diez horas o a los pocos días, venga la pregunta siguiente: “¿y cómo entró el bebé a la panza de la mamá?” La respuesta es que el chico no entró, sino que se formó dentro de la panza. Y a esperar otra vez: diez minutos, diez horas, diez días. “¿Y cómo es que se colocó dentro de la panza de la mamá?”, preguntará finalmente el chico, entonces el padre o quien sea responderá: “Eso que algunos tienen que sobresale, el pene, entró en ese hueco llamado vagina y puso algo así como una semilla. Y a partir de ahí, el bebé empieza a crecer”. Punto. No más respuestas si no hay más preguntas.

BOTÁNICA Y SEXUALIDAD

Hay algunas metáforas a las que muchos padres echan mano a la hora de explicar la gestación de un bebé. ¿Cuál es su opinión al respecto?

La respuesta dada respecto de la semillita no me parece equivocada. Desde tiempos inmemoriales el ser humano vio una cosa extraordinaria: que una semilla, una partecita de una flor, se hundía dentro de la tierra y al tiempo salía una planta, y más tarde otra flor con otras partecitas que volverían a la tierra para volver a dar una planta... Y así el ciclo de la vida. Se puede decir que papá coloca una semillita oculta en la panza de mamá y luego hay que esperar que se desarrolle el bebé. Me parece lo más analógico y adecuado para explicarle a un chico de cuatro o cinco años.

El problema es que los padres muchas veces no saben cómo ubicarse: si hablar de anatomía o de sentimientos, por ejemplo.

Yo le diría a un padre: no dude. Los chicos no se fijan tanto en el contenido, se fijan en la actitud, en la forma en que el padre responde. Si el padre (o la madre) tartamudea, cambia de tema, duda, el chico percibe que ahí hay un conflicto. Y no sabemos si el chico va a tener después una patología o no a partir de esto, pero sí que ya sabe como controlar a su papá y a su mamá. Entonces, si luego el chico no quiere tomar la sopa, va a decir: “papá, ¿por qué no me explicas de dónde vienen los chicos?”. Y sabe que el padre se va a atragantar con la sopa o se le va a caer encima. Los chicos se dan cuenta y manejan situaciones, porque es su manera de avanzar en el mundo. Por eso necesitan límites, que forman parte de la educación.

Muchos padres posponen temas: “cuando seas más grande lo vas a entender”. ¿Es ésta una respuesta adecuada?

Esto es un problema, porque el padre tiene que hacerse entender, adecuar su discurso a la edad del chico. Porque los padres son los primeros educadores sexuales. No se puede delegar esa tarea, la casa es el lugar de la educación sexual.

Entonces, si un padre no sabe cómo hablarle a su hijo de la concepción o de las relaciones sexuales, en vez de decir “más adelante lo vas a saber” puede decir “a mí me resulta difícil explicar, qué te parece si buscamos juntos un libro”.  Decir “no sé” es un hecho fundamental de la pedagogía, porque implica una ruptura de la omnipotencia del padre. Decir eso va a ser trascendente para el chico y cuando sea grande, y a su vez tenga hijos, se va a acordar de cómo su papá le explicó temas de sexualidad.

JUGUEMOS EN EL BOSQUE

Me interesa abordar otro escenario: Cuando un chico de ocho, diez, doce años no pregunta pero el padre o la madre sabe que algo pasa, que hay novias, novios, juegos de besarse. ¿Es recomendable abordar la charla sobre sexo o no?

Si el chico no pregunta, no hay que meterse: el padre tiene que estar al servicio de las preguntas, como de guardia. Porque lo peor es ir y pincharlo: “¿te tocás?, ¿tocaste a una nena?, ¿te gusta alguien?” En estos casos, el chico se va a dar cuenta que eso es importante para los padres, que hay un tema que inquieta, que hay algo sospechoso. Y no es recomendable porque no vivirá su desarrollo sexual con naturalidad.

Sin embargo, a veces hay maneras indirectas de preguntar: cuentan cosas que hicieron sus amigos o situaciones de las que fueron testigos buscando aprobación o crítica de parte de los padres.

Por supuesto. Porque, siguiendo con el orden del crecimiento, en la edad de cuatro o cinco años se alcanza el máximo de interés en la diferencia sexual anatómica y también es el momento en que los chicos van construyendo una teoría personal sobre la sexualidad. A partir de ahí comienza el período de latencia, que es un período de juego simbólico. Porque los novios, los besos, los bailes es todo un “como si”. El delicado problema sobreviene en la pubertad, cuando deja de ser un “como si” para ser un sí, o un no. Pero para eso tuvieron este período de latencia, en donde la actividad simbólica hizo todo su trabajo preparatorio.

Antes de la pubertad, hay muchas nenas que manejan su cuerpo con una carga de sensualidad equiparable a las adolescentes. ¿Qué pasa con esto?

Pasa la televisión. Y es muy grave, porque la televisión no tiene un objetivo educativo, sino puramente comercial, pero actúa como el gran educador sexual de muchísimos chicos. Por eso, en sexualidad y en otros temas, no se puede dejar a la televisión como educadora. Pero, como la TV incide fuertemente también en los padres, éstos no tienen nada que hacer, porque son víctimas de la situación. ¿Qué límites pueden poner?
Como ocurre en temas de salud, no es suficiente con curar la enfermedad en cada caso porque los chicos se vuelven a contagiar cuando regresan al mismo medio ambiente. Entonces, es necesario erradicar la enfermedad: hacer profilaxis, prevención. Con la tele pasa lo mismo, aunque es peligroso decir algo así.

¿Erradicar la televisión?

Quiero decir, tiene que haber una articulación entre las políticas orientadas a los chicos y la educación. La educación es un vehículo de transmisión maravilloso para los chicos. Pero si después los ponemos frente a la televisión durante las mismas o más horas que las que van a la escuela, no hay manera de contrarrestar todo lo que absorben de la pantalla. Si no combatimos el origen del problema no podemos quejarnos de que los chicos tengan ese problema.

PLANETA KUSNETZOFF
El Dr. K es médico, sexólogo y director del Programa de Sexología Clínica del Hospital de Clínicas (UBA). También dirige la Cátedra Libre de Sexología Clínica de la Facultad de Medicina (UBA) y es director del curso presencial de posgrado de Sexología Clínica de la Facultad de Medicina (UBA). Es autor de veinte libros sobre diferentes aspectos y problemas de la sexualidad humana, entre ellos,  El Dr. K responde. Lo que los chicos quieren y deben saber sobre sexo. Guía para padres y docentes, (Editorial Granica, 2006) donde da algunas respuestas sencillas y claras ante las preguntas que hacen titubear a los adultos. Su consultorio privado tiene un movimiento intenso de pacientes y su sitio web cuenta con un foro de gran actividad.

Y por si esto fuera poco, a través de su cuenta de Twitter responde dudas y consultas: @drKsexo
Más info: www.e-sexologia.com

KUSNETZOFF dixit

“Para hablar de sexo existen tres vocabularios diferentes: el científico, el eufemístico y el popular.
El primero coincide aproximadamente con la subespecie del lenguaje moral o educado y consiste en los nombres ‘oficiales' de los órganos que intervienen y de sus funciones (…)

El segundo incluye, por un lado, las palabras que se usan normalmente en el hogar para hablar a los chicos, y por otro, alusiones más o menos metafóricas cuyo significado se precisa dentro del ámbito familiar (…)

El lenguaje popular es el de los chistes, la picaresca y la intimidad. Es florido y creativo, se basa en asociaciones sonoras, formales y funcionales, y se multiplica en infinidad de sinónimos y variantes regionales, que tienen en común su ‘inconveniencia social'. (…)

Estos léxicos no son fijos: las palabras se desplazan de uno a otro, se contaminan, se entrecruzan, se modifican (…)

El hecho no deja de ser curioso, porque, cualquiera que sea el nombre que se invente, el objeto seguirá siendo el mismo; pero es uno de los fenómenos que ocurren respecto de la sexualidad: lo que se destierra del habla ‘conveniente' o se admite dentro de ella no es una idea, sino alguno de sus nombres (…) nada cambia por el mero hecho de cambiarle el nombre, ni nada desaparece por el expediente de silenciarlo.

Si se reflexiona un poco sobre lo dicho hasta aquí, es probable que muchas de las trabas que entorpecen un diálogo abierto se desvanezcan en su propia ridiculez, lo que auspiciará una comunicación más plena y eficaz entre chicos y grandes”.

De “Las cosas por su nombre, pero, ¿cuál es el nombre de las cosas?” en El Dr. K responde, lo que los chicos quieren y deben saber sobre sexo. Guía para padres y docentes, Ed. Granica, 2006.

Publicado en Revista Planetario del 01-06-2011 | Madres y Padres
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QUE CANTEN LOS NIÑOS

Seguimos despues de muchos años sin escucharlos y son tantos los que estan cantando con su lloro y penas que no escuchamos sus voces....pensemos en ellos cada dia un poco,hagamos pequeños gestos con los que tenemos al lado...todos necesitan un poco de Amor....no los dejemos de querer nunca,son inocentes expuestos ha este Mundo voraz y materialista.