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AL TRABAJO CON LOS CHICOS

Los jardines maternales en las empresas son un beneficio muy apreciado por el personal

Al trabajo con los chicos
En sus oficinas del barrio de Chacarita, Unilever tiene instalada una guardería desde hace dos años. Ver mas fotos

Entre los balbuceos risueños y los llantos nocturnos, organizar la vuelta a la oficina después del nacimiento de un hijo puede llegar a ser una hazaña para muchas mujeres. Es que además de resolver los contradictorios sentimientos que suelen acompañar el fin de la licencia maternal, el regreso implica solucionar dónde, cómo y con quién quedará bien cuidado el bebe.
Ante la pobre infraestructura de guarderías estatales, abuelas cada vez más ocupadas, y cuando las posibilidades de contar con una asistente son escasas, los jardines maternales organizados por las empresas son un aliado seguro a la hora de lograr ese difícil equilibrio entre las obligaciones maternales y las laborales.
Pero durante este último tiempo, según los expertos, el número de organizaciones que tienen guardería se redujo por razones de costo, y hoy no son muchas las que ofrecen este beneficio. Aquello del dicho al hecho..., tan común en materia normativa, tampoco escapa a las generales de la ley en este tema. El artículo 179 de la ley de contrato de trabajo, que obliga a las empresas a habilitar salas maternales, nunca fue reglamentado y el beneficio depende, en definitiva, de los convenios colectivos de trabajo de cada sector laboral y del compromiso que las compañías asumen con sus empleados.
Los eternos prejuicios "Hay que diferenciar entre las empresas interesadas en cuidar a su gente y las que no lo están. Y, lamentablemente, son más las que no comprenden a la mujer, al bebe; y al padre, menos. Es más, aún son muchas las que evitan contratar mujeres por los eternos prejuicios sobre la maternidad. Y en este panorama hay de todo: compañías que tienen guarderías, otras que contratan una externa o dan un subsidio y muchas que no ofrecen nada. Tengo la impresión, en este sentido, de que durante la última década fuimos para atrás", advierte Gloria Cassano, consultora en Recursos Humanos.
Es que la crisis de fines de 2001 ya antes hacía sentir sus efectos. "Diez años atrás eran más numerosos los jardines maternales en empresas, pero cuando apareció la furia de los costos y de los ajustes, muchos se cerraron", concuerda Elías Halperín, director de Diálogos, compañía que desde hace 15 años se ocupa de dirigir y administrar jardines maternales in company (como los de Kraft Foods, S. C. Johnson y Glaxo) y centros educativos propios que son contratados por distintas organizaciones.
Sin duda, las benéficas consecuencias de las salas maternales en el lugar de trabajo se advierten tanto en las empresas como en las empleadas. Los chiquitos no escapan a sus influencias, ya que la preocupación de las organizaciones por brindar o contratar un servicio de muy buen nivel es prioritaria. La placidez y la tranquilidad de los pequeños que concurren a la guardería, coquetamente equipada, que Unilever tiene para las empleadas de su oficina central en el barrio de Chacarita no hacen más que corroborarlo.
Atención adecuada "En 1981, abrimos una en la planta de Tortuguitas y hace dos años instalamos otra aquí, a la que concurren 16 chicos y bebes de 45 días a 3 años. Y nosotros nos ocupamos de dirigirlas para asegurarnos de que la calidad de la atención sea la adecuada", afirma Fabricio Kaplan, gerente de Recursos Humanos, mientras los chiquitos saborean sus meriendas bajo la atenta mirada de las maestras y la pediatra.
En el moderno jardín materno-infantil que Diálogos tiene en Olivos, contratado por empresas de la zona, más de 150 infantes que asisten también gozan de un ambiente cálido y cuidado como parte de un amplio proyecto educativo. "Aquí concurren chicos, desde los 45 días hasta los 5 años, becados totalmente por la empresa, como es el caso de Roche, que también extiende el beneficio a los hijos de los empleados, y de otras empresas de la zona, como Roemmers y Givaudan", explica Halperín.
Concentrados en sacarse las medias unos a otros o en conseguir los juguetes más alejados, más de 10 bebes que juegan en una amplia colchoneta se entretienen asistidos por sus maestras, mientras el resto de los alumnos desarrollan sus actividades en las salas correspondientes. Al recorrer las instalaciones, Gabriela Gamallo, coordinadora pedagógica del jardín, precisa su funcionamiento: "Como estamos al servicio de las familias que trabajan, el horario es muy flexible (5.30 a 19). En el jardín de Kraft, por ejemplo, si la planta trabaja un sábado, la guardería también funciona. Y aun en verano desarrollamos nuestro proyecto educativo, que contempla desde la estimulación temprana en los bebes hasta clases de inglés, computación y huerta para los más grandes. No se trata de brindar sólo la asistencia física, sino también de ejercer una fuerte acción pedagógica".
Para las mamás que están en período de amamantamiento, en ambos jardines hay salas especialmente preparadas para alimentar al bebe. Sin duda, la armonía entre la vocación maternal y la profesional, aunque difícil, no es imposible de lograr. Siempre y cuando la organización social disponga, claro, las circunstancias adecuadas.
Todos ganan Al propiciar la asistencia de los hijos pequeños de las empleadas, como en el viejo juego de la perinola, todos ganan: familias y empresas.
"Una mamá que puede llevar al chiquito a la guardería de su empresa tiene más de la mitad de la vida solucionada. Cuando es bebe, lo puede amamantar y eso es muy importante para la salud de ambos. Además, si está enfermo, tiene la tranquilidad de seguir trabajando y sabe que está a 50 metros de ella. Y, en general, le permite concentrarse más en el trabajo", precisa Cassano.
"En los últimos años han ingresado muchísimas mujeres en la compañía porque valoramos mucho la diversidad. Entonces, si queremos ser coherentes y generarles las mismas oportunidades que a los hombres, debemos acompañarlas para que sean buenas profesionales y buenas madres. Y las guarderías son una forma más de acompañarlas; no se trata sólo de una ayuda, sino que forma parte de la filosofía de la empresa, en el sentido de facilitar la armonía entre la vida laboral y la familiar", explica Kaplan.
"En los Estados Unidos se estudiaron los beneficios adicionales que el servicio de jardín en la empresa les genera a las compañías, como es el compromiso de la gente, el sentido de pertenencia, la disminución de los niveles de ausentismo y el valor agregado que perciben las familias. Además, cuando la mayoría de las empresas busca desarrollar proyectos de integración, aquí se da un ejemplo de eso, ya que al jardín concurren los hijos del operario y del gerente", dicen Gamallo y Halperín.
Raquel Saralegui
Fotos: Fernando Massobrio / Hernán Zenteno
La Nación - Domingo 2 de mayo de 2004 | Empleo
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QUE CANTEN LOS NIÑOS

Seguimos despues de muchos años sin escucharlos y son tantos los que estan cantando con su lloro y penas que no escuchamos sus voces....pensemos en ellos cada dia un poco,hagamos pequeños gestos con los que tenemos al lado...todos necesitan un poco de Amor....no los dejemos de querer nunca,son inocentes expuestos ha este Mundo voraz y materialista.