Conocemos educadores, maestros profesores, docentes, profesionales del aprendizaje, especialistas en educación, ayudadores, acompañantes... conocemos personas que dedican la mayor parte de su tiempo a acompañarlos, están atentos a sus descubrimientos, los ayudan a levantarse cuando se caen, les dan una muleta cuando cojean, los ayudan a crecer...
Históricamente, la escuela primaria cumplió con una tarea esencial en nuestro país: construir una experiencia común entre los argentinos, tanto desde la gestión pública como privada. En ese ámbito, las familias y los docentes coincidían en un acuerdo tácito: la escolaridad significaba inclusión, ascenso social y conformación de lo ciudadano. Pero la esperanza en la educación se deterioró cuando las políticas sociales y económicas debilitaron al Estado, y la confianza en las aulas se volvió una ilusión. Sin embargo, pese al clima cultural reinante de incertidumbre que desafía a todas las instituciones, incluida la de la enseñanza, la escuela debe recuperar su espacio de oportunidades y de encuentro entre generaciones y grupos sociales, atendiendo también a los enormes desafíos que le plantean las nuevas tecnologías, la sociedad de consumo, el poder de los medios de comunicación. Enorme y compleja tarea pero no por ello menos necesaria y urgente.
Inclusión e integración son conceptos que deben guiar la reflexión. La socialización a través del conocimiento es la que permite generar una trama de hábitos que dan lugar a la convivencia sin violencia y con respeto, desde el reconocimiento de la libertad de unos y otros en el ejercicio de derechos y obligaciones.
SIETE HÁBITOS DE LOS DOCENTES FASCINANTES:
1. Son elocuentes y conocen el funcionamiento de la mente...ayudan a sus alumnos a gestionar pensamientos, trabajar emociones y superar conflictos. Trasforman la información en conocimiento y el conocimiento en experiencia.
2. Poseen metodología y tienen sensibilidad se preocupan por sus alumnos para que desarrollen su autoestima y trabajen con seguridad y confianza.
3. Educan (además de la inteligencia lógica) la emoción… enseñan a que sus alumnos piensen antes de reaccionar, que no tengan miedo al miedo, que sean solidarios, tolerantes.
4. Enseñan a sus alumnos a ser pensadores y no repetidores de información(usan la memoria como fundamento del arte de pensar).
5.Introducen en sus alumnos semillas que jamás serán destruidas. Convierten a sus alumnos en arquitectos de ideas.
6. Resuelven conflictos en el aula(con afecto y con competencia).
7.Educan para la vida.
Por Andrea del Franco