La elección de una institución educativa para un hijo no es del todo
fácil. En realidad, lo que sucede es que es la primera vez para ambos,
que deberán adaptarse a un cambio: conocer personas nuevas fuera del
entorno familiar y establecer vínculos con ellos, nuevos espacios,
rutinas diferentes…
Parece muy complicado… pero es todo lo contrario. Este proceso es totalmente
enriquecedor para el niño y su familia. La relación que se entabla entre
familia y escuela es tan peculiar que sólo cabe situarla en el marco de
la CONFIANZA. Esta relación de confianza debe estar marcada por una
actitud de responsabilidad compartida y complementaria en la tarea de educar a los hijos, donde se establezca una vía abierta de información y de orientación sobre la educación de los hijos, constructiva y libre de tensiones.Es por lo tanto necesario, redefinir los roles propios de la escuela y de la familia como partes de una “comunidad educativa” y que debe contar con:
- Responsabilidad y compromiso por parte de los padres para educar a sus hijos en valores y por parte de la escuela, en cumplir con un proyecto educativo en sintonía.
- Confianza mutua.
- Espacios de diálogos entre ambas partes en el que se devuelva la prioridad al encuentro personal (padres-hijos, educador-alumno, padres-educadores)Responsabilidad y compromiso por parte de los padres para educar a sus hijos en valores y por parte de la escuela, en cumplir con un proyecto educativo en sintonía.
- Redescubrimiento del afecto por los otros como parte de un todo, de una sociedad en la cual, todos estamos inmersos.
De la capacidad de adaptación y de la posibilidad de construir una relación que permita a todos trabajar juntos, dependerá el éxito del año escolar. Conocer a las personas que están en contacto con los hijos a lo largo del día es muy importante para el desarrollo de los chicos y, por supuesto, para la propia tranquilidad. Si podemos establecer entre los maestros y los padres una relación cordial y amistosa basada en el respeto mutuo, si existe un diálogo fluido entre unos y otros, será una garantía para que los niños crezcan en un clima de seguridad y confianza, lo cual, sin duda, va a favorecer su desarrollo madurativo y psicológico
Lic. Daniela G. PotaPsicopedagoga