Todo padre que se precie, y cuando hablo de padres incluyo a ambos progenitores, desea que sus hijos sean felices. Para lograrlo tenemos que entender que en nuestras manos está el disciplinar con el objetivo de enseñar sin limitarnos a sancionar la conducta no deseada.
Pitágoras hace 2500 años nos regaló una frase llena de sabiduría, Educad a los niños y no será necesario castigar a los hombres. Por lo tanto la disciplina que utilicemos debería hacerlos sentir bien para que puedan reflexionar sobre su comportamiento y enseñarles a ser lo suficientemente responsables como para cambiarla.
Si lo piensan bien, los adultos cuándo hacemos mejor las cosas, ¿cuándo nos sentimos presionados e incomprendidos, o cuando la confianza que nos brinda otra persona nos motiva a hacer bien las cosas?
En muchas ocasiones el comportamiento de nuestros hijos nos irrita y es difícil no recurrir al castigo con el deseo de vengarnos, pero es obvio que esta medida disciplinaria resulta ineficaz y acaba creando rebeldía.
Por lo tanto, dado que los niños cuando están alterados son incapaces de razonar, es conveniente que les enseñemos a relajarse antes de corregir la conducta no deseada.
La autora Jane Nelsen, en su libro Como educar con firmeza y cariño nos enseña el concepto de Disciplina Positiva que consiste en tranquilizar al niño en un entorno positivo hasta que puedan explorar racionalmente las consecuencias de sus elecciones con un adulto cercano que crea que los errores ofrecen oportunidades de aprendizaje.
¿Qué conseguimos educando con Disciplina Positiva?
- El padre enseña al hijo que cada vez que se siente frustrado o enojado puede dedicar tiempo a tranquilizarse para razonar mejor.
- Permite gestionar las emociones de tal manera que el niño se siente motivado para mejorar y cambiar de comportamiento desde el control interior.
- Con esta manera de disciplinar se pretende que el niño comprenda qué comportamiento es el adecuado y ayudarle a corregir el incorrecto.
- En lugar de castigar podemos enseñar alternativas educativas.
- Enseñarles a buscar soluciones para resolver los conflictos.
- Hacer uso de las consecuencias lógicas y naturales
- Dar la oportunidad de rectificar y restituir el daño causado
Por Leticia Garcés, Pedagoga, www.leticiapedagoga.es
Publicado en EDUKAME.com