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ACOMPAÑAR A NUESTROS HIJOS EN EL APRENDIZAJE

    A todos nos preocupa el nivel educativo de nuestro país y me parece importantísimo re-flexionar sobre este tema. Se me ocurren varias problemáticas: desigualdad de oportunidades, aprender a aprender, aprender a pensar, formar alumnos críticos y reflexivos, escasez de recur-sos, capacitación docente, etc. ¿Quiénes somos responsables? ¿Todos? ¿Algunos?
    Nosotros, los padres ¿Qué papel debemos desempeñar en el aprendizaje de nuestros hijos?
    Desde que nace el niño, al relacionarse con el medio externo está construyendo su pensa-miento. Los aportes de la psicología evolutiva nos dicen que la génesis del pensamiento no empieza con el ingreso a la escolaridad, sino desde el primer día de vida a partir de los reflejos y hábitos que luego se transforman en sistemas cada vez más complejos de inteligencia.
    ¡Qué importante entonces que PAPÁ y MAMÁ nos preocupemos y nos ocupemos en estos primeros años de vida cuando se adquiere los proto aprendizajes ¿Cómo? Permitiéndoles expe-rimentar, equivocarse, expresarse libremente, jugar y aprender a resolver problemas en su ac-cionar cotidiano, brindándoles AFECTO y SEGURIDAD.
    La familia configura el “entorno primario” donde se construye cada sujeto, por lo tanto, es donde el niño le da significado al APRENDER. A partir de la “socialización secundaria” (escuela, clubes, iglesia) permitimos a nuestros hijos interactuar y adquirir conocimientos. No deleguemos esta función inherente a la paternidad a otros (abuelos, tíos, hermanos mayores) o instituciones (colegio).
    Quizás nos resulta difícil y no encontramos el modo de llevarlo a cabo pues vivimos inmersos en el mundo del trabajo, en la sociedad de consumo y preocupados por lograr éxito social y económico. No nos olvidemos que el verdadero éxito está en formar hijos responsables, solida-rios, críticos de la realidad, emprendedores, capaces de proyectar y por ende HIJOS FELICES.
    Cada niño aprende a partir de su historia personal y familiar. Yo recuerdo que, desde muy pequeña, mi madre nos acompañaba a mí y a mis hermanos, en el momento de hacer nuestras tareas escolares, nos miraba los cuadernos y carpetas, nos ayudaba a buscar material de investi-gación y nos alentaba en nuestros logros y progresos.
    Cuando fui creciendo sentí, en todo momento, el estímulo de mi padre quien valorizó siempre el estudio y el esfuerzo por ser alguien en la vida. Me alentó a continuar mis estudios terciarios participando de mis progresos y acompañándome por ejemplo en la hora de la cena pues yo llegaba muy tarde del profesorado. Unos años más tarde, ya casada y siendo mamá, sentí el apoyo de mi marido e hijo quienes tuvieron que adaptarse a una esposa y madre que había decidido seguir estudiando.
    Vale la pena, entonces, apostar a ser acompañantes y guías de nuestros hijos en el APREN-DIZAJE, ¿cómo? ¿Desde dónde? Desde el lugar que nos toca ocupar nuestro rol dentro de la familia: PAPÁ y MAMÁ. Estoy convencida que para ser un buen padre no hace falta ser perfec-to, lo imprescindible es dar AMOR.

Por María Amalia del Castillo
Licenciada en Psicopedagogía
Miembro del equipo de profesionales 
de la Fundación Proyecto Padres

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QUE CANTEN LOS NIÑOS

Seguimos despues de muchos años sin escucharlos y son tantos los que estan cantando con su lloro y penas que no escuchamos sus voces....pensemos en ellos cada dia un poco,hagamos pequeños gestos con los que tenemos al lado...todos necesitan un poco de Amor....no los dejemos de querer nunca,son inocentes expuestos ha este Mundo voraz y materialista.