Dicen los expertos que la música es un creciente campo de investigación en la manera de entender los procesos mentales implicados en el comportamiento. Una investigación reciente asegura que la práctica musical se asocia con la plasticidad estructural y funcional del cerebro que, a su vez, confirma que éste puede ser modelado a través de la experiencia. Por este motivo, cada vez más especialistas recomiendan una formación musical para mejorar las habilidades lectoras y de escritura, sobre todo, en niños con dislexia.
En mis treinta años de experiencia como
profesor de música he observado de todo un poco en cuanto a formas de
aprendizaje, estilos, gustos y sobre todo beneficios en las personas con
las que he tenido la oportunidad de compartir algo de mi conocimiento.
Dentro de la gran cantidad de personas
que he tenido como alumnas y alumnos, un gran porcentaje han sido
personitas pequeñitas y más o menos pequeñitas. Han sido niñas y niños
de diferentes edades y una de las cosas que he notado es que por lo
general, han comenzado la aventura del aprendizaje musical no por
iniciativa propia, sino de sus padres.
Sin embargo, con el pasar de unas
cuantas lecciones, se nota poco a poco el entusiasmo y el gusto por
aquello nuevo que están aprendiendo.
Han sido muchas experiencias, buenas y
malas, pero de todo debo rescatar lo importante que es que los padres se
interesen y se involucren de lleno en las clases de sus hijos. Si esto
sucede, nuestros chiquitines encontrarán en la música un verdadero
manantial de beneficios.
El aprendizaje de un instrumento musical
requiere lograr una gran velocidad en los dedos y un músico necesita un
gran entrenamiento mental para lograrlo.
También mejora las habilidades del
lenguaje, la memoria, la conducta o la inteligencia espacial (capacidad
para percibir de forma detallada el mundo y formar imágenes mentales de
los objetos).
Y sobre todo mejora el estado anímico de
los chiquitines y su relación con los demás, así como incrementa la
autoestima y la autoconfianza y ayuda a vencer los temores.
Entonces, en pocas palabras, tenemos
beneficios en aspectos tales como: Autoconfianza, agilidad mental,
autoestima, valor, memoria, lenguaje, concentración, productividad,
relaciones sociales.
También algunos expertos anotan que el
aprendizaje de un instrumento musical reduce el stress, disminuye la
presión sanguínea, disminuye la depresión, mejora la asertividad y hace
que la persona viva más feliz.
Publicado por Oscar Contreras M. en Para Chiquitines.com
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