La idea es que toda la sal quede mojada pero no encharcada, por eso os recomiendo ir poniendo el agua poco a poco hasta que tengáis la textura adecuada. A lo mejor no os lo creéis… pero tiene un tacto muy, muy parecido a la nieve. Me he quedado sorprendidísima de que sea tan similar, incluso su temperatura, por más que moldees la masa y la tengas en la mano… sigue notándose fresca y húmeda como la nieve.
Si le queréis dar un toque aún más real… podéis añadir algo de purpurina blanca, que hará que la nieve tenga ese aspecto brillante que tiene en la realidad, cuando le da la luz del sol. En las fotos cuesta de ver ese efecto, pero de verdad que queda muy chulo.
OPCIONES DE JUEGO
La opción principal es el juego libre, los niños ya alucinarán tocando esa textura y observando que pueden jugar con nieve dentro de casa. Pueden hacer figuras sin ningún tipo de soporte ni molde, solo con las manos, crear bolas, muñecos de nieve… lo que se les ocurra. Pero si quieren enriquecer el juego y favorecer algunos descubrimientos pueden dejar a su alcance los siguientes materiales:
– Todo tipo de potes, cuchillos de plástico y moldes. La masa permite hacer formas de cualquier clase.
– Muñecos de varios tipos. Una de las cosas más divertidas de la nieve es que al pisarla quedan las huellas grabadas. Esa experiencia también se puede tener en casa, jugando con los muñecos sobre la nieve. Incluso nosotros podemos estampar algunos pies en la nieve y que los niños tengan que reconocer a qué muñeco pertenece cada huella.
– Motos o coches. Los vehículos también pueden pisar la nieve y dejar el rastro de sus neumáticos.
Es una masa que no mancha y que es muy limpia, por su textura no se esparce en exceso y todos los utensilios que hayan usado los peques se limpian lavándolos con un poco de agua.