Quisiera armar en estos días un hermoso árbol de navidad y colgar en lugar de regalos los nombres de cada uno de mis alumnos, los de cerca y los de lejos, los de ahora y los de antes, los que veo cada día y los que raramente encuentro, los siempre recordados, y los que raramente encuentro, los siempre recordados, y los que a veces se me olvidan, los constantes y los inconstantes, los de hora difícil y los de horas alegres, a l los que sin querer herí y sin quererme hirieron, aquellos a quienes conozco profundamente y aquellos que apenas conozco por su apariencia. Los que me deben y a quienes debo mucho, mis alumnos humildes y mis amigos importantes, por eso los nombro a todos. A todos los alumnos que pasaron por mi vida. Los que reciban este mensaje y los que no lo recibirán.
Un árbol de raíces profundas para que sus nombres nunca sean arrancados. Un árbol que al florecer el año próximo nos traiga ilusión, salud, amor y paz. Ojala que en Navidad nos podamos encontrar para compartir los mejores deseos de esperanza poniendo un poco de felicidad en aquellos que todo lo han perdido.
(Autor desconocido)
Colaboración de Rosa Rodriguez Jaén. Lic. Educación Inicial. 27-11-2013- Caracas- Venezuela.