El Congreso Internacional de Inclusión Digital Educativa,
organizado por el Programa Conectar Igualdad de ANSES, contó con la
participación de especialistas internacionales sobre tecnologías y la
educación y con una gran afluencia de público docente. Extraemos aquí
dos conceptos interesantes para reflexionar sobre nuestras prácticas en
el aula.
Artículo publicado en Prisma
Sindical, publicación periódica del Sindicato Argentino de Docentes
Privados (SADOP) Seccional Capital, Año 4, N° 21, Septiembre-Octubre
de 2011, pág. 11.
El Congreso Internacional de Inclusión Digital Educativa que se realizó en
la Facultad de Derecho de la UBA los días 1 y 2 de septiembre pasado
reunió a especialistas de diversos países, además de autoridades de
nivel nacional y provincial, para reflexionar en torno a la inclusión de
tecnología en el sistema educativa, y más específicamente en los
proyectos del denominado Modelo 1:1, es decir, una computadora por alumno, cono es el caso del Programa Conectar Igualdad,
que lleva adelante ANSES en conjunto con Presidencia de la Nación, el
Ministerio de Educación, el Ministerio de Planificación Federal,
Inversión Pública y Servicios, la Jefatura de Gabinete de Ministros y el
portal Educ.ar.
El Programa ya lleva distribuidas más de un millón de
netbooks en las escuelas, y el proyecto final contempla repartir 3
millones de estos dispositivos a los estudiantes secundarios y docentes
de ese nivel en las escuelas públicas de todo el país. Semejante
erogación de recursos requiere además de un proyecto de inclusión
genuina en las escuelas, para que se provoque verdaderamente un cambio
significativo en los métodos de enseñanza/aprendizaje. De eso trató el
mencionado Congreso, donde además se realizaron diversos talleres en los
que se usaron las netbooks, y de los cuales los docentes participaron
con mucho interés para aplicar esas iniciativas a sus clases. En
este artículo vamos a destacar dos conceptos de dos especialistas que
buscan pensar más allá de la innovación tecnológica y reflexionar sobre
los cambios que se deben producir en las escuelas para que el
aprendizaje esté a la altura de las expectativas y necesidades de los
alumnos.
En primer lugar destacamos el concepto “aprendizaje invisible”, que corresponde a Cristóbal Cobo,
Director del Internet Institute de la Universidad de Oxford, en el
reino Unido. Cobo, quien estuvo presente en el congreso a través de una
videoconferencia, propone al aprendizaje invisible como una metateoría
que pretende integrar diferentes ideas y perspectivas, dando cuenta de
los “aprendizajes invisibles” que se dan en la escuela, por ejemplo el
modo en que los chicos aprenden a usar la tecnologías de la información y
la comunicación, el aprendizaje autodidacta, las transferencias de
conocimiento que se dan por fuera del espacio formal de la escuela; en
definitiva, los patrones invisibles que circulan más allá de las paredes
del aula –o muchas veces dentro de ellas- y que necesitan de un
reconocimiento por parte de la currícula escolar. Esta propuesta
conceptual “reflexiona en torno al aprendizaje entendido como un continuum que
se prolonga durante toda la vida y que puede ocurrir en cualquier
momento o lugar”, y “propone incentivar estrategias orientadas a
combinar el aprendizaje formal con el no formal e informal” (Cobo y
Moravec, 2011: 23).
Asimismo, el aprendizaje invisible combina
“creatividad, innovación, trabajo colaborativo y distribuido,
laboratorios de experimentación así como nuevas formas de traducción del
conocimiento” (Cobo y Moravec, 2011: 24). Es
por eso que Cobo propone la formación de “competencias blandas”, que
consisten en estrategias más flexibles de aprendizaje, que implican
acciones tales como “desaprender” lo que se aprendió a través
estructuras rígidas de aprendizaje,” aprender a aprender” y ”aprender
entre pares”. Estas competencias blandas, para Cobo, están
invisibilizadas en la escuela, por eso se necesita hacerlas visibles,
para lo cual es importante además flexibilizar la currícula y las formas
de evaluación para dar cuenta de ellas. Dentro de estas competencias
blandas, un lugar preferencial es ocupado por las TICs, ya que el
aprendizaje invisible “sugiere
nuevas aplicaciones de las tecnologías de información y comunicación
(TIC) para el aprendizaje dentro de un marco más amplio de habilidades
para la globalización” (Cobo y Moravec, 2011: 24).
En segundo y último lugar, destaco aquí el concepto “aprendizaje ubicuo”, que pertenece a Nicholas Burbules,
de la Universidad de Stanford, en EE.UU., quien estuvo a cargo de la
conferencia de cierre del congreso. Entre otras ideas, Burbules habló
del “pensamiento en red” promovido por las tecnologías de la información
y la comunicación, y planteó el desafío como docentes o usuarios de no
mostrarse siempre disponibles frente a estas tecnologías que requieren
siempre de nuestra atención para estar conectados. “Tenemos que usar la
tecnologías para nuestros fines y no dejar que ella nos use a nosotros”,
advirtió Burbules, haciendo blanco en la circulación de datos
personales que abundan en las redes sociales y con los cuales hay que
tomar ciertos recaudos. Justamente una de las características que
tienen estas tecnologías siempre disponibles es la “ubicuidad”,
es decir, la posibilidad de acceder a ellas en cualquier lugar, en
virtud de los dispositivos móviles (netbooks, celulares, etc.), las
redes digitales y las conexiones Wi fi. La idea del aprendizaje ubicuo,
según Burbules, es que “ya el aprendizaje no se limita a la escuela o
al aula, sino que uno aprende en muchos lugares, a cualquier hora y en
cualquier parte. Cuando tenemos Internet en el bolsillo se puede
aprender constantemente, o al menos, la oportunidad de aprender está a
nuestro alcance todo el tiempo”, expresó el especialista durante una
entrevista publicada por Fundación Telefónica, durante el ciclo
“Educación, Arte y Tecnología, organizado por EducaRed. En ese sentido,
indica Burbules, la escuela debe abrirse a las posibilidades del
aprendizaje ubicuo y conectarse con todos esos otros lugares donde se
aprende: los medios de comunicación, el hogar, el trabajo, la
biblioteca, el café; es decir, todos los sitios donde tiene lugar el
aprendizaje y que no son parte de la escuela. “Me parece que es cada vez
más importante que la escuela establezca una relación con estos otros
entornos o ámbitos de aprendizaje, porque la escuela ya no tiene el
monopolio para controlar y dar forma a esa enseñanza, y no creo que
logre su cometido sin conocer y conectarse con el otro tipo de
aprendizaje y con esos otros lugares para los jóvenes”, concluyó.
A modo de cierre, podemos decir que el aprendizaje invisible, que se
produce en las aulas más allá de la currícula y que en muchos casos
excede la mirada de los docentes –sobre quien pesan las obligaciones de
cumplir con los programas- puede ser una oportunidad para traer
nuevamente a discusión el “currículum oculto”, lo que sucede
verdaderamente en las aulas, específicamente en lo relacionado con el
uso de las tecnologías, donde son justamente los chicos quienes
informalmente pueden enseñar a sus docentes y participar de un modo más
protagónico de este proceso. Asimismo, al apropiarse de estas
tecnologías de modo más creativo, la ubicuidad de estos dispositivos
puede también significar una gran oportunidad para desacartonar el
proceso de enseñanza/aprendizaje y llevarlo a la vida cotidiana de los
alumnos, quienes tienen una relación natural con esas tecnologías y no
así con los contenidos de la enseñanza.
Más información:
Cobo Romaní, Cristóbal; Moravec, John W. (2011). Aprendizaje Invisible.
Hacia una nueva ecología de la educación. Collecció Transmedia XXI.
Laboratori de Mitjans Interactius / Publicaciones y Ediciones de la
Universitad de Barcelona. Barcelona
Más información sobre el Congreso Internacional de Inclusión Digital Educativa
Fuente: Hiperculturas.com